¿Por qué me siento triste y no sé por qué?

¿Por qué me siento triste y no sé por qué?

Quizá no entiendas tu tristeza, pero eso no significa que no tenga sentido.
Muchas personas experimentan esa tristeza silenciosa, sin motivo claro, y no saben qué hacer con ella.

Hay días en los que te despiertas con una sensación extraña en el pecho. No ha pasado nada malo, nadie te ha herido, y sin embargo… estás triste. No sabes por qué. No puedes explicarlo, pero tampoco puedes ignorarlo.

La tristeza, esa vieja conocida que a veces llega sin avisar y sin motivo aparente, puede ser desconcertante. Muchas personas llegan a consulta diciendo:

“Estoy bien, todo está en orden… pero me siento mal, apagado, desconectado. No entiendo por qué.”

Si te ha pasado esto, quiero que sepas algo desde el principio: no estás solo/a, no estás roto/a, y tu tristeza tiene sentido, aunque aún no lo comprendas.


La tristeza como emoción: un sistema para sobrevivir

Es posible pensar que los seres humanos somos la única especie capaz de sentir emociones… pero esto está lejos de ser cierto. Todos los mamíferos experimentan emociones porque forman parte de un sistema biológico de supervivencia.

Las emociones nos ayudan a reaccionar rápidamente ante los peligros del entorno. Cuando hay una amenaza, miedo y rabia activan al cuerpo para huir o luchar. Pero ¿qué pasa con la tristeza?

La tristeza suele aparecer cuando algo nos falta, cuando perdemos algo que era importante:

  • Un ser querido

  • Una relación

  • Una etapa de vida

  • Una oportunidad

  • Una parte de nosotros que ya no reconocemos

Y aunque no haya una “gran pérdida” aparente, puede haber pequeñas pérdidas invisibles que se acumulan. A veces, lo que perdemos no es algo externo, sino interno: el entusiasmo, la conexión, el sentido, la calma.

Pero aquí viene algo fundamental:

La tristeza tiene una función: nos ayuda a parar, a reflexionar, y sobre todo, a buscar apoyo.

Cuando sentimos tristeza, nuestro cuerpo cambia: el rostro se entristece, bajamos la mirada, nuestra voz se suaviza. Todo esto genera, en muchas ocasiones, una respuesta de acogida en los demás. Es como si nuestro cuerpo hablara por nosotros, diciendo:

“No puedo con esto solo. Necesito que alguien me vea.”


¿Por qué estoy triste si todo está bien?

Hay muchas razones por las que puedes estar triste sin entender por qué. Aquí van algunas que veo frecuentemente en terapia:

  • Acumulación de pequeñas cargas emocionales: Cosas que “no parecían tan graves” pero que fuiste guardando.

  • Cambios vitales no procesados: Nuevos trabajos, mudanzas, rupturas, incluso “cambios positivos” que generan pérdida de estabilidad.

  • Desconexión interna: Vivir en automático, sin pausa, sin preguntarte qué necesitas o cómo te sientes.

  • Duelo por partes de ti que ya no están: A veces lloramos por quien fuimos y ya no somos.

  • Cansancio emocional: Estar fuerte demasiado tiempo también agota.

Y otras veces, la tristeza puede estar relacionada con experiencias del pasado que tu mente no ha conectado con el presente, pero tu cuerpo sí.


¿Cómo se aborda esto en terapia?

Cuando llegas con una tristeza sin causa clara, tu terapeuta no buscará “corregirte”, sino acompañarte a explorarla con curiosidad, sin juzgarla.

🔸 Terapia Cognitivo Conductual (TCC):
Ayuda a identificar pensamientos automáticos como “No tengo derecho a estar triste” o “No debería sentirme así si todo está bien”. Se trabaja en cuestionar esos pensamientos, entender de dónde vienen, y reemplazarlos por formas más compasivas y realistas. Además, se incorporan pequeños cambios en tu rutina diaria que favorecen el bienestar.

🔸 Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT):
Aquí se propone dejar de pelear con la tristeza. Se trabaja para aceptar su presencia, observarla sin reaccionar de inmediato, y seguir actuando en base a lo que realmente importa en tu vida, aunque el malestar esté presente.

🔸 EMDR y Brainspotting:
Se usan para abordar emociones profundas cuando hay sospecha de que la tristeza se relaciona con experiencias pasadas no resueltas. En EMDR, se utiliza estimulación bilateral para reprocesar esos recuerdos. En Brainspotting, se localiza un punto visual asociado a la emoción, y se permite al cuerpo procesarla de forma profunda, sin necesidad de racionalizar.

🔸 Modelo PARCUVE:
Permite abordar emociones como la culpa, vergüenza o ansiedad que muchas veces están enmascaradas en la tristeza. Se trabaja desde lo corporal, emocional y narrativo para liberar la carga.


¿Qué puedo hacer cuando estoy triste y no entiendo por qué?

Aquí van algunas ideas que puedes probar, no para «quitarte» la tristeza, sino para acompañarte con más presencia:

  1. Valídala sin exigirle explicaciones:

    “No sé por qué estoy triste, pero me doy permiso para sentirlo.”

  2. Escucha tu cuerpo:
    ¿Cómo se siente la tristeza físicamente? ¿Dónde la sientes? ¿Qué necesitaría esa parte de ti?

  3. Crea una pausa real:
    Detente. Respira. Quizá la tristeza llegó porque necesitabas bajar el ritmo.

  4. Habla con alguien que no intente solucionarte, sino escucharte.

  5. Escribe sin filtro:
    A veces, al escribir sin pensar, aparece eso que no sabías que te estaba doliendo.

  6. Busca ayuda profesional si la tristeza no se va o interfiere demasiado con tu vida.


¿Cuándo buscar ayuda profesional?

No esperes a “estar muy mal” para pedir ayuda. La terapia no es solo para quienes ya no pueden más. Es también para quienes quieren comprenderse, crecer, y cuidar su salud mental como parte de su bienestar general.

🚩 Busca apoyo si:

  • La tristeza dura más de dos semanas sin mejorar

  • Te cuesta realizar tareas básicas o disfrutar de cosas que antes te gustaban

  • Sientes que tu cuerpo está agotado o muy agitado sin razón clara

  • Te aíslas, lloras con frecuencia o estás muy irritable

  • Tienes pensamientos de inutilidad, desesperanza o ideas relacionadas con la muerte.

“Quizá no entiendas tu tristeza, pero eso no significa que no tenga sentido. A veces, es el idioma que usa tu cuerpo para pedirte que te abraces más fuerte.”

Scroll al inicio